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miércoles, 5 de diciembre de 2018

Hemorragias agudas: cuidados de enfermería

Cuidados inmediatos: 
  1. Revitalizar una valoración inicial rápida: valorando el nivel de conciencia, la aparición de signos indicativos de shock hipovolémico e o identificar si la hemorragia es debida a una herida externa o es de causa interna.
  2. Si la hemorragia es externa comprimir el punto de sangrado con apósitos o gasas estériles.
  3. Siempre que sea posible, tranquilizar al paciente e informarle acerca de los cuidados a realizar. 
  4. Colocar al paciente en función de la causa de la hemorragia: si presenta signos o síntomas de shock, en decúbito supino elevando las piernas, siempre que sea posible; Si presenta hematemesis o hemoptisis lateralizar la cabeza y colocar en posición ligeramente incorporada (semi-Fowler) si es posible.
  5. Asegurar la permeabilidad de la vía aérea y administrar oxígeno
  6. Monitorizar los signos vitales (PA, FC y saturación de oxígeno) hasta que el paciente se estabilice.
  7. Asegurar dos accesos venosos de calibre grueso, si es posible
  8. Extraer sangre para analítica aprovechando la punción. Procurar una tramitación rápida de las pruebas cruzadas para acelerar la transfusión en caso de necesidad.
  9.   Reponer volemia según prescripción médica
  10. Tener disponible el carro de parada.

Cuidados posteriores:
  1. Monitorizar los signos vitales según la situación hemodinámica del paciente, como mínimo una vez por turno, al menos en las 24 horas siguientes.
  2. Valorar el volumen de las pérdidas: drenajes, sondas, apósitos, vendajes, hematomas, hematemesis…
  3. Rotular los bordes de hematomas o apósitos para valorar el aumento de sangrado.
  4. Realizar sondaje vesical y/o nasogástrico según prescripción. 
  5. Valorar al paciente en busca de signos de sobrecarga de líquidos: crepitantes, taquipnea, disnea, distensión de las venas del cuello…
  6. Realizar el aseo del paciente, si lo precisa, cambiando apósitos y/o vendajes. 
  7. Acomodar al paciente y cubrirle con mantas hasta recuperar la temperatura corporal
  8. Facilitar la accesibilidad al timbre y pedir al paciente que avise en caso de que aparezca nueva sintomatología.
  9. Dejar al paciente en dieta absoluta por si necesita técnicas invasivas 

Hemorragias masivas: que són y tratamiento

Se define como cualquier hemorragia que amenaza la vida y requiere transfusión urgente y masiva de hemoderivados. Se puede clasificar:

  • Atendiendo a parámetros clínicos: 
  1. Pérdidas de sangre evidentes niveles III y IV de la clasificación de Americam College of Surgeons: Hipotensión (PAS < 85 mmHG), taquipnea (> 30 respiraciones/minuto) y alteraciones del sistema nervioso central (bajo nivel de conciencia, paciente confuso o letárgico). 
  2. Cualquier pérdida importante de sangre que provoca shock hemorrágico. 
  3. Puntuación mayor de 2 en la escala ABC (Assessment of Blood Consumptions)
  • Atendiendo a la temporalidad: 
  1. Pérdidas medibles de sangre ≥ 150 mL/min durante 10 minutos o más. 
  2. Pérdida del 50% del volumen sanguíneo en unas tres horas. 
  3. Cuatro unidades de concentrado de hematíes en 1 hora y siguen sangrando. 
Esta hemorragias se tratan de la siguiente forma:
  1. Reanimación ABC y control del sangrado: se administra oxígeno con mascarilla a 15 lit/min, Se canalizan 2 vías venosas y se administra un volumen para restaurar volemia. 
  2. Se admnistra ácido Tranexámico: bolo de 2 gr iv, tan pronto como sea posible, y siempre dentro de las 3 primeras horas. 
  3. Administración de fibrinógeno
  4. Transfusión precoz de hemoderivados
  5. En aquellas situaciones en las que la reposición transfusional y tratamiento médico/quirúrgico sean adecuados y persista hemorragia y coagulopatía refractaria se podría plantear el uso de CONCENTRADOS DE COMPLEJOS PROTROMBÍNICO a dosis de 15-20 UI/Kg 
  6. Prevención y tratamiento de la hipotermia mediante medidas de ahorro de calor, fluidos calientes, mantas térmicas… de la acidosis mediante tratamiento del shock y de la hipocalcemia

Hemorragias agudas: evaluación

Observa los signos y síntomas de la persona para evaluar su estado y analiza la herida para decidir el método de actuación: localización, extensión, profundidad, lesión de órganos, suciedad, mecanismo causante... Hay ciertas heridas que, aunque muy aparatosas, no causan gran pérdida de sangre para que corra peligro la vida como una epistaxis (hemorragia nasal), una brecha en el cráneo, heridas en la boca, un gran desgarro... Y otras que sí son graves aunque a veces no haya sangrado como una herida de bala, un cuchillo clavado (el cual nunca se debe retirar), una fractura abierta...

En general, debemos sospechar que la vida corre peligro por pérdida de sangre cuando:

- Hay una herida en una extremidad y la sangre sale de forma pulsátil lo que significaría que hay una arteria afectada.
- Hay un gran charco de sangre bajo la persona.
- Tiene las ropas muy mojadas de sangre.
- La persona tiene los signos y síntomas típicos de hipovolemia.
- Tiene algún miembro amputado de forma parcial o total.

Durante todo el proceso, ante cualquier persona accidentada, se recomienda el uso de guantes de látex o nitrilo para evitar ensuciar las heridas y también para no entrar en contacto con la sangre y otros fluidos y así minimizar el riesgo de contagio de algunas enfermedades.


Hemorragias agudas: material.


  • -  Compresas y gasas estériles.
  • -  Guantes no estériles.
  • -  Material de oxigenoterapia.
  • -  Material para canalización venosa, sueroterapia y transfusión de hemoderivados.
  • -  Material para extracción de sangre.
  • -  Medicamentos específicos ( sangre y hemoderivados).
  • -  Registros de Enfermería.
  • -  Presurizador (manguito de presión para infundir líquidos con rapidez)
  • -  Fonendoscopio.
  • -  Esfingomanómetro.
  • -  Equipo de sueroterapia.
  • -  Equipo de oxigenoterapia.
  • -  Carro de parada.